Desde tiempos inmemorables, lo que ahora conforma el estado de Quintana Roo ha sido el hogar permanente o temporal de una gran cantidad de aves, tanto residentes como migratorias, que eligen estos parajes como uno de sus lugares favoritos. Los antiguos mayas acostumbraban a venerarlas al grado de retratarlas como protagonistas en muchos de sus grabados, y a su vez, le daban un uso ritual a sus plumas en sus indumentarias y tocados. Eran consideradas símbolo de jerarquía, belleza y poder, y cada ave tenía implícito todo un simbolismo.
El centro y sur del estado se encuentran justo sobre el corredor biológico mesoamericano, a través del cual se integran las regiones selváticas de centro y norte América. Sobre estas grandes extensiones de selvas y humedales se pueden encontrar más de 300 especies de aves, que aprovechando el buen estado de conservación que prevalece en la zona, se toman el tiempo para reproducirse, o simplemente utilizan el territorio como sitio de descanso durante sus largas travesías.
A pesar de la poca infraestructura destinada para la actividad, la observación de aves actualmente atrae turistas de todo el mundo al estado, con la finalidad de poder fotografiar alguna de las majestuosas especies que sobrevuelan el dosel de la selva maya, entre las que destacan el quetzal, la guacamaya, el tucán, las garzas y los flamencos.
Como parte del respeto hacia las especies que atraviesan la selva, en Club Cenote Residencial invitamos a la conservación de la mayor parte de la vegetación original en cada uno de los lotes que ofrecemos, dándole así una oportunidad a nuestros clientes de apreciar uno de los espectáculos más asombrosos del Caribe mexicano.
